Servicios que sí, 'servicios' que no

Fuente: Correo Farmacéutico | Temática: Actualidad |

La pertinencia o no de implementar nuevos servicios profesionales, y qué servicios, constituye un debate de actualidad del máximo interés para la oficina de farmacia.

José Villazón, expresidente del COF de Asturias

La pertinencia o no de implementar nuevos servicios profesionales, y qué servicios, constituye un debate de actualidad del máximo interés para la oficina de farmacia.
Comencemos reafirmando, para no perder perspectiva, cuál es la actividad central de la oficina de farmacia, su auténtico corazón profesional y económico: 1) La provisión eficiente de medicamentos en equidad a toda la población, y 2) su contribución al uso racional del medicamento, mediante la intervención profesional del farmacéutico, con impacto en la salud de nuestros pacientes.
Aclarado este punto, por supuesto que sí procede el desarrollo de nuevos servicios profesionales. Sin duda. Como ampliación de nuestra actividad habitual, aportando valor para los ciudadanos y prestigio para las oficinas de farmacia.
Determinar cuáles pueden ser esos nuevos servicios que vienen a mejorar, o no, las prestaciones de la farmacia comunitaria exige, en mi opinión, una reflexión más matizada.
Centrémonos en algunas pistas que nos ayuden a visualizar cuáles son verdaderos servicios profesionales, por los que vale la pena apostar.
1º Deben sustentarse en una base científica contrastada.
2º Deben producir resultados en la salud de la población.
3º Es muy deseable (imprescindible en algún caso) el respaldo o el concierto con la Administración, y con el resto de profesionales sanitarios.
Añadiré a estos tres puntos que los servicios deben ser remunerados, para que sean sostenibles, y por respeto a nosotros mismos como profesionales.


SERVICIOS INTERESANTES
Si un servicio profesional cumple los tres requisitos anteriores tendrá el efecto colateral de potenciar aún más la imagen del farmacéutico como el agente de salud en el establecimiento sanitario más accesible, tanto ante las autoridades sanitarias y legisladores como ante la opinión pública. En este sentido, algunos ejemplos de servicios profesionales interesantes son: programas de metadona, revisión protocolizada de la medicación, programas de adherencia terapéutica, servicios personalizados de dosificación, tests rápidos de VIH, cribado de cáncer de colon, campañas de salud pública, etc.
Si, por el contrario, un supuesto nuevo servicio no tiene fundamento científico, no incide positivamente en la salud de la población o genera manifiesta desconfianza en la Administración o en los profesionales sanitarios, su efecto secundario será el descrédito profesional de los farmacéuticos. Todos recibimos en nuestras oficinas de farmacia ofertas para dinamizar nuestra actividad, por lo general propuestas orientadas a crear una necesidad dudosa en el cliente que genere un ingreso económico a la farmacia. Las empresas especializadas que las promueven las plantean como panacea contra la bajada de facturación, y como alternativa económica de éxito. Repetía mi abuela Dionisia, además de campesina, una de mis pensadoras de cabecera, que no se puede poner una vela a Dios y otra al diablo. Estas apuestas comerciales, más o menos disfrazadas de lagarteranas, lejos de suponer la salvación financiera que prometen (echemos bien las cuentas..., no nos dejemos embaucar) pueden ser una amenaza para nuestro futuro profesional y también económico.
Es evidente que las oficinas de farmacia somos empresas privadas, y tenemos que gestionar proveedores, personal, optimizar, evolucionar, dependemos de la facturación, etc. Pero empresas singulares, con responsabilidades específicas. No vale todo. La ley nos define como establecimientos sanitarios privados de interés público. Pues bien, esa singularidad es nuestra fuerza y nuestra razón de ser, la que nos confiere la concertación de la prestación farmacéutica pública y la exclusividad del medicamento en nuestra sociedad. Entrar a competir con otros canales de ventas y servicios, y abrazar acríticamente sus estilos de venta y autopromoción, servirá para confundir a la opinión pública.
Dudo mucho que con el marketing extremo, las tarjetitas de fidelización, los sorteos estrafalarios vayamos a conquistar el terreno de los grandes almacenes, franquicias, etc. Más bien me temo que pudiéramos facilitar lo contrario: el desembarco de otros sectores en el nuestro, si dejáramos de distinguimos claramente en nuestra actividad y en la imagen que proyectamos.
El futuro depende en buena medida de nosotros mismos. Mi abuela Dionisia, aunque nunca lo llamó así, creía en la responsabilidad individual. Yo también.
Felicito a CF y Laboratorios Teva por su acertada iniciativa en favor de los nuevos servicios profesionales, organizando debates y ponencias por toda España. Confío en nuestros representantes de colegios y Consejo General, que en los últimos años -he sido testigo- vienen haciendo un excelente trabajo en favor de la profesión. Y confío en los miles de farmacéuticos que cada día cumplimos con nuestra labor. Confío en que tomemos las decisiones adecuadas. La actuación coherente de las 21.800 farmacias españolas es la mejor garantía de futuro.
Ánimo, compañeros.

primero Primero anterior Anterior  Siguiente siguiente Último ultimo